sábado, 2 de junio de 2012

ANTONIO FRAGUAS

Como humorista utiliza unos muy personales bocadillos de gruesa línea negra y un refinado lenguaje extraído directamente de la calle. «Inventor» de palabras y modismos léxicos («gensanta, stupendo, bocata, firulillo, esborcio, jobreído», etc.), es uno de los pocos humoristas con un oído sensible al lenguaje popular.
En su obra ocupa un lugar fundamental el costumbrismo y la crítica social. Su fuerte es la visión crítica de las situaciones de la vida cotidiana. Forges ha creado toda una extensa iconografía de personajes y situaciones cómicas que refleja la idiosincrasia y la sociología de la España contemporánea:
  • Mariano, un burgués frustrado casado con una gordísima mujer llamada Concha, que representa a la represiva conciencia.
  • Los náufragos en una isla aburrida que tienen que combatir la soledad con una hipertrofia de la fantasía.
  • Los Blasillos que representan la España rural y eterna.
  • Las viejas que conjugan informática y paletez.
  • Los oficinistas cabreados.
  • El matrimonio sepultado en una cama inmensa.
  • El jefe potentado y gilipollas.
  • El yuppi americanizado e idiota.
  • El niñato pijo e imbécil.
  • El alienado por el fútbol.
  • El oficinista cabreado y subversivo.
  • El descolgado que cierra bares.
  • El pretensor de ventanilla.
  • El enclaustrado en el búnker.
  • El funcionario profundo.
  • El político corrupto.
  • ( FORGES )
  • El potentado reaccionario.

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