En el verano de 1957, Ibáñez decidió dedicarse por completo a la historieta y entró a formar parte de la plantilla de Paseo infantil, que desapareció al poco tiempo.[2] Pudo comenzar a trabajar, sin embargo, para la remodelada Hipo, Monito y Fifí (Marco, 1958), donde destacó entre todos los demás autores de la publicación gracias a Melenas y Kokolo, que anticipan la violencia de sus futuras creaciones.[3] Simultáneamente, empezó a a aportar páginas de chistes sobre un tema determinado o un deporte para las centrales de la revista El DDT de Bruguera. Como recuerda Armando Matías Guiu, "el chiste era el primer paso para conseguir un personaje de las revistas".[4]
FRANCISCO IBAÑEZ
Será al año siguiente cuando aparezca la primera entrega de Mortadelo y Filemón en la revista Pulgarcito. Desde entonces y durante la década de los años 1960, Ibáñez fue creando y adaptando algunos de sus mejores personajes para diferentes revistas de la editorial: La familia Trapisonda (Pulgarcito nº 1418, 7 de julio de 1958), 13, Rue del Percebe (Tío Vivo, 1961), El botones Sacarino (El DDT, 1963), Rompetechos (Tío Vivo, 1964) y Pepe Gotera y Otilio (Tío Vivo, 1966).
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